jueves, 7 de junio de 2012

Trabajo duro


A pesar de que me gusta el trabajo prefiero los poderes sobrenaturales. Siempre podemos tener los miércoles y los días que no te gusten o los que nadie te conoce que pueden llegar a ser los mismos siempre. Esa lechuga no se va a cortar sola pero por su intermedio puede que uno de tus dedos sí, y no es culpa de la lechuga ni de los dedos ni del cuchillo ni de tu cerebro. Tu karma te saca un poco de lo que dejaste en su cama, movimientos de fábrica de metales aislados e indiferenciables, ambiente que puede prescindir de la calefacción artificial y orejeras de plástico amarillo y negro que se rompen pero nunca se herrumbran para así poder terminar una y otra y otra jornada reaccionando sin sorpresa a los sonidos de las máquinas que trabajas y que largan ese calor húmedo y oloroso que no se puede sacar del cuerpo, que te obliga a olerlo hasta que te marees de tanto oxígeno que llega a la cabeza. -Si te cortas, que no sea por la lechuga, compra otra cosa, lo único que necesitas es tiempo-. Entonces se remueven las orejeras para escuchar cómo suena cada treinta segundos la alarma que dice “excelente recreación, insertar pieza otra vez en treinta segundos” y con ánimo ponerse otra vez a preparar el terreno para allanarlo, y volver a prepararlo y querer prepararlo cuando ya fue preparado y así otra vez más hasta que se olvida la alarma, le das al botón sin parar con la parte dulce de la raqueta y le sacas un grito en corto circuito, se olvidan los cables y te das calor junto a la máquina, descansado, olvidándote del trabajo.


Un cotillón del centro, manos toscas, nerviosas. Una de ellas aplasta una galera que tendrá que pagar, otra revuelve una enorme cartera marrón de la que se caen  montones de objetos no más grandes que una lapicera. Aprietan acá, suben allá, deciden haciendo caso omiso a gustos propios y ajenos rigiéndose por la lógica pre-menstrual. Si se cae al suelo no lo toques; mirame, date vuelta… dejate y no hagas esas caras que van a pensar que soy mala madre –ya lo pensaron, ya lo fueron también, pero no se acuerdan-. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario