martes, 17 de mayo de 2011

Introducción, nudo y desenlace Superbowl

Durante cinco segundos un objeto ovalado gira por el aire, sufre vértigo y piensa en la fuerza que se oponga a su circulación. La imagen que enfoca cambia cada segundo; en cada imagen su mente cuenta un minuto. El pase encuentra receptor.




En un momento intenso, movimientos cuidados. Primero intuición, luego mente, por último músculo, mente otra vez; impulso. No piensa caer por que ahora no es mortal y avanza siguiendo un plan que diseña con cada pulsación, un plan que tiene como base la seguridad de aquellos que se burlan del misterio, que se desempeñan con total certeza y naturalidad por saber de antemano qué ocurrirá; para ellos cobra vida un desenlace en la primera de las acciones que realizan. Un instante ciega su imagen y lo trae nuevamente a la realidad… su cuerpo encuentra resistencia; ésta lo arquea y separa sus pies del suelo, sus manos se extienden sorprendidas por el impacto y pierden fuerza; otra vez vuelve a ser mortal. Por más que lo intente no puede retener el balón, éste deja sus manos y muere, una de ellas lo vuelve a tocar y le entrega una pulsación final.


Cuando impactado e impactante tocan el suelo ya no existe física y el aire se inunda con los más profundos secretos de la alquimia. Rojo y verde y más verde, y por dentro sangre que no siente pero se agita y quema. Yacen tendidos sobre el campo de juego dos personajes que comparten la adicción por los retazos de omnipotencia que la divinidad desdeña. Dos personas que juegan una y otra vez a ser dioses y sus dos espíritus que les reiteran en cada caída cuánto se necesita para trascender su condición de humanos; el infinito se les enfrenta cada paso.