viernes, 22 de junio de 2012

Palcos


No quisimos llegar solos y con miedo.
De camino un perro luchando por sexo nos hizo reír;
Una estatua de clima gélido (compartiamos un bolsillo)
La tranquilidad de poder callarnos.

Cortaron los boletos después de subir escaleras
Y nos guiaron a tientas entre gradas.
Una mano la aprieto como dientes dentro de un cuerpo frío;
Otra sale de una camisa, dedos de ternura hindú,
Días del cielo, su crema…


Maníaca práctica de pocos segundos
No puedo pensar en otra cosa.


Preguntas sobre la complicidad y el aburrimiento,
La bisectriz que los divide,
Comunicado de falanges,
Perfume de ignorancia, alergia de incauto,
Oscuridad y luz tenue en escena…

Algo picando sobre el parqué es impulso para estar aclimatado,
Algo que nadie hace rebotar reverbera tanto, pero tanto…

Para su frío la mano del bolsillo encontró paisajes
Y el karma prepara la cabina, chequea alas, engranajes,
Prueba cables y manijas, cimbrones, recetas, botones,
Hoyas, camas sin lámparas  donde algo se iba a olvidar;
Ah, si, los frenos no control, la biblia no control,
La diabetes no control, frijoles, esfínter,
Salsas rojas calientes cayendo en masa,
Un trago inmenso que nunca va a pasar…
Son los clientes sin suerte.

No es una cantina, es un palco…
Silencio huesos jóvenes!
“Descansamos en sillas de la realeza”
Nos cansamos de contar.
No hay respuesta por eso cambiamos de status…
"Pensando qué vamos a contar".
Mmm… pensando qué tenemos para contar... mmm... pensando

jueves, 7 de junio de 2012

Trabajo duro


A pesar de que me gusta el trabajo prefiero los poderes sobrenaturales. Siempre podemos tener los miércoles y los días que no te gusten o los que nadie te conoce que pueden llegar a ser los mismos siempre. Esa lechuga no se va a cortar sola pero por su intermedio puede que uno de tus dedos sí, y no es culpa de la lechuga ni de los dedos ni del cuchillo ni de tu cerebro. Tu karma te saca un poco de lo que dejaste en su cama, movimientos de fábrica de metales aislados e indiferenciables, ambiente que puede prescindir de la calefacción artificial y orejeras de plástico amarillo y negro que se rompen pero nunca se herrumbran para así poder terminar una y otra y otra jornada reaccionando sin sorpresa a los sonidos de las máquinas que trabajas y que largan ese calor húmedo y oloroso que no se puede sacar del cuerpo, que te obliga a olerlo hasta que te marees de tanto oxígeno que llega a la cabeza. -Si te cortas, que no sea por la lechuga, compra otra cosa, lo único que necesitas es tiempo-. Entonces se remueven las orejeras para escuchar cómo suena cada treinta segundos la alarma que dice “excelente recreación, insertar pieza otra vez en treinta segundos” y con ánimo ponerse otra vez a preparar el terreno para allanarlo, y volver a prepararlo y querer prepararlo cuando ya fue preparado y así otra vez más hasta que se olvida la alarma, le das al botón sin parar con la parte dulce de la raqueta y le sacas un grito en corto circuito, se olvidan los cables y te das calor junto a la máquina, descansado, olvidándote del trabajo.


Un cotillón del centro, manos toscas, nerviosas. Una de ellas aplasta una galera que tendrá que pagar, otra revuelve una enorme cartera marrón de la que se caen  montones de objetos no más grandes que una lapicera. Aprietan acá, suben allá, deciden haciendo caso omiso a gustos propios y ajenos rigiéndose por la lógica pre-menstrual. Si se cae al suelo no lo toques; mirame, date vuelta… dejate y no hagas esas caras que van a pensar que soy mala madre –ya lo pensaron, ya lo fueron también, pero no se acuerdan-. 

sábado, 2 de junio de 2012

C.A.C

Si te arropas no te hace frío... pf! pobres.
Exhibición de museo, cuidado y lavado de obras.
El morbo del deseo en estado de resignación tiene que ejercer 
Alguna influencia sobre la mirada tal y como vuelve al ojo,
Tan crítica delante de ese vaso lleno de vidrios de espejos
Apenas miras otra cosa,
Tan agria ante las credenciales del 60 % del mundo.
No te culpes por estar tan acostumbrada!
-Si hasta es un don que podes manejar-
Donde lo escuchaste no hay radios que
Quepan entre la estufa y los sillones,
Entre el jarrón y baldosas que brillan como azulejos hasta el hueso de limpios.

No son tantas las cosas que hay para saber,
No son tantas las que las saben...
Aprovechando un impulso positivo le das un trago al vaso
Y te das cuenta de que era uno equivocado.
Quedan cuentas pendientes y credenciales por mostrar, 
Trastos que revisar y sobre todo paraderos que aclarar
Para calmar el panorama que desató la histeria... 
Son cosas que no pasan todos los días y se pierden entre semanas.


Espero no escuchar llantos cuando el trapo no pueda lavar;
La polución normal no tiene por qué obligarte a redecorar
Si te sigue gustando el blanco aunque ya no esté intacto,
Los días pasan y las baldosas se pisan, los pájaros se comen,
El microondas seca y el lustre resbala.