Las llamas que iluminaban desde el hogar
Formaban un halo naranja que cubría
Hasta el punto en donde su esposa, muchos años antes,
Había decretado que estaría el sillón,
Y después de todos esos años ahí se había quedado.
El estaba sentado en una mecedora,
Un poco más cerca del hogar.
De un bocado el atado y su sombra.
Fumo por que no me puedo dormir,
Entre el hogar y el sillón siempre me agarra el sueño.
Al frente mío se da vuelta una cucaracha
Y la miro hasta que se muere sin que la aplasten:
Tanto tiempo hice la misma mueca
Que me duele ahora cuando me rio.
Todas las patas que tenía
Se doblaron y alargaron reflejadas sobre el suelo.
Patearon desesperadas
Tanto en la realidad como
En su reflejo.
Me hago el boludo y digo.
Que no yo no la maté.
De un bocado el atado y su sombra,
Sobre un ambiente envuelto en miel roja.
Ah…
¡Mientras se moría tuve tanto en qué pensar!
Todo lo que observaba me empezaba a mirar
Y a quererme enseñarme,
¿A mí que te di tu vida
Me vas a venir a venir a enseñar?
Cuando me muera no vas a saber
Ni qué eras,
No vas a ser nada.
Un día te vas a llevar una sorpresa y me vas a entender.
Algún día te vas a venir viejo y
Vas a tener que empezar a
Pelear por tus ideas
Y a darte cuenta de que son todos unos pelotudos.
Si te miro no es por que quiera aprender,
Es por que estoy dispuesto a enseñarte.
Si miro la cucaracha
Es por que quiero saber hasta donde puedo llegar
Sin que me importe.
De un bocado el atado y su sombra.